Una diadema de flores
coronaba su cabeza,
encubriendo desamores,
ocultando su tristeza.
Delicado encaje vestía,
de suave seda su falda,
la mirada de alevosía,
bien erguida su espalda.
Lindas joyas iba luciendo,
sutil maquillaje llevaba,
su alma de pena muriendo,
ninguna mirada lo notaba.
En su trono hermosa reina,
en la alfombra la admirada,
con peine de plata se peina,
soledad en su alborada.
Bella diadema de flores
embelleciendo a su alteza,
corazón y alma sufridores,
signos son de su nobleza.
Isabel San José Mellado
Registrado - España
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