Y las
hojas del árbol
caían
entre suspiros de amor
porque
aquella mujer el corazón le arrancó.
Sin risa
ni brisa lo deja,
el amor
en llanto le grita,
mas sabe
que su amor terminó.
Suspiro
de amor,
muerto en
lento
por ésa
que no le amó.
Alma de
niño,
siempre
amará entre risas
y anhelos
de amor,
amando
sin engañar.
Donde en
silencio
apenas
sus lágrimas caen,
llamando
a su amor en sueños
se
marchita el corazón en desilusión.
Anda niño,
no dejes de amar
que eres
dueño de sueños y más,
dile alma
que sabes de amor
quien ama
gana.
Ella que
no supo valorar
el amor
de un hombre
que como
nadie le amará.
Mgabriel Portilla MÉXICO
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