jueves, 27 de febrero de 2020

¡Dime tú!


Arrancas la blusa cual piel,
mi alma esclava es,
masacras el amor
que envuelves con pena y dolor.

¡Dime tú! ¿qué piensas que soy?;
tan sólo un trozo de carne,
un trapo en el aire
inherente ante ti y al deseo de poseer.

¡Mátame! ya que si he de vivir así
el Infierno está aquí frente a mí,
mátame ya, que quiero vivir en otra piel,
otro cuerpo, otro ser.

El miedo se apodera de mí;
a veces sueño en alas que me elevan
y sólo miro un cuerpo marcado, mutilado,
ahogándose en toda aquella podredumbre de los humanos.

Me miran pasar, con un poco de maquillaje
logré tapar el morado de mi soledad,
el rojo carmesí del golpe que ya no sentí.

Mírame bien que puedo ser tu hija,
tu hermana, tu madre,…
dame la mano, no seas inhumano.

Sé que se preguntan: ¿por qué no hace algo, por qué no salir?,
¿por qué seguir en esa vida mísera?,…;
si supieran que a mi madre vi morir
en manos de un ser llamado padre,…
me ato a una vida que repito día a día.

No me gusta vivir así.
No quiero vivir así.
No sé  salir de aquí.
¡Qué difícil es decir que vivo así!.
Me apena la pena que sienten por mí.

Hoy sé que la vida está en cada ser.
La fuerza está dentro de nosotros.
El amor es la medida
en cuanto nos amamos a nosotras mismas.

Mgabriel Portilla  MÉXICO
Siempre hay esperanza y quizás estas palabras son sólo eso, palabras; espero que lleguen a alguien que sienta lo que estas letras dicen y no pierdan la fe en sí mismas; siempre habrá una mano amiga  que ayudará a curar el dolor.

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