la primera mujer
fue creada para recolectar
y así ha sido desde entonces.
Somos recolectoras de sueños,
de amor, de momentos hasta de dolor,
vamos moldeando el alma
y escribiendo en el corazón.
Somos recolectoras de ilusiones
y tenemos la magia
de crear vida,
guiándola en este transitar.
Somos recolectoras,
trasformando las penas,
dejando nuestra esencia,
convirtiendo el desamor
en valiente sentimiento,
ayudando a quien a nuestro lado va.
Renovamos pensamientos
y la palabra es el don más grande
que se nos pudo dar,
para llegar a donde nadie más llagará;
basta una palabra y un sueño
para hacerlo realidad.
Somos mujeres recolectoras
en nuestro andar, teñidas de sol,
en las mejillas el color
de la manzana prohibida,
hechas de una costilla y barro
que marcó el latido de la tierra
a nuestro andar.
MGabriel Portilla
MÉXICO
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