Ven aquí cariño mío
y fuerte abrázame,
en tu corazón hace frío
desde que ella se fue.
Ven aquí mi preciosa,
Hoy nacerá una rosa
y la tendrás que cuidar.
Ya había comenzado
el sendero del adiós,
la habían amordazado,
iba al encuentro de Dios.
Ven y toma mis manos,
ellas te aportarán calor,
tiemblan hoy tus labios,
en tu corazón hay dolor.
Enjuga tus lágrimas
y observa su estrella,
sentirás como tu alma
poco a poco se alegra.
Un bello amanecer
de nuevo verás surgir
y poco a poco tu ser
abandonará ese sufrir.
Y ella, desde las alturas
sentirá gran satisfacción
al ver que tus penurias
abandonaron tu corazón.
Isabel San José Mellado
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