Alzando despacio la copa
y observando tu bello color
te acercaré lento a mi boca
pensando en un bello amor.
Sorbo a sorbo te beberé
como merece un buen vino
y poco a poco te saborearé
Degustando tu fino paladar
inhalaré ese suave aroma,
para después dejarte pasar
por donde nadie se asoma.
Impregnaré mis sentidos
de todas tus ricas delicias,
dando paso a lo prohibido
provocando mis codicias.
Acabaré hasta la última gota
evocando un amor perdido
y llenando de nuevo la copa
recordaré, feliz, haberlo
vivido.
Isabel San José Mellado
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