Deja a tu amor navegar
en las aguas de mi alma,
nunca podrá naufragar,
sabes que de verdad te ama.
Deja tus manos reposar
en el regazo de mi corazón,
es la llama de tu pasión.
Deja que tus labios mimen
el contorno de mi boca,
yo haré que de amor rimen
y dejarán de ser una roca.
Deja que tus ojos besen
cada lugar de mi silueta,
permitiré que se expresen
libres como una cometa.
Deja que tu alma se rinda,
perdónale la condena,
la mía su amor le brinda,
le daña su dura cadena.
Isabel San José Mellado
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