Le abrazó y recogió cada lágrima
para regar el jardín de ilusión;
se quedó ahí por horas
escuchando su vida entera.
Se sorprendió, le dijo tiempo después,
y pasó tiempo desde aquella primera cita.
Hasta hoy, sólo renacen
entre el silencio de un beso.
Cada día es el mejor instante;
él le besa la frente,
ella le toma el alma,
pero siempre juntan las almas
y viven juntos la vida.
Él le acaricia el alma
y la abraza tan fuerte
que ella sólo llora por estar a su lado,
extraña sus caricia
y las pláticas de lo añorado.
Por siempre quisieran
detener el tiempo y vivir
la vida entera en ese momento
entre el beso enamorado
y el silencio de lo esperado.
MGabriel Portilla
Eres mi más bonita poesía
Tulancingo Hidalgo, México
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