Mire que con usted 
sería fácil perderse 
en algún mundo lejano, 
sentir que nos llenamos de alivio 
en las heridas del alma. 
Renacer en unos brazos 
que jamás se convirtieran en dagas; 
en alguna estrella andará usted, 
sólo falta mi deseo 
cuando sea fugaz el dolor. 
Después de ti... 
sólo habrá calma 
porque no sabría dónde ir, 
y esa calma que añoro 
sería sentirla en un beso 
que llene la ilusión. 
Mire usted cómo lo espero aquí, 
sentada en el balcón de mis pupilas, 
abriendo la puerta 
para que entre con tranquilidad. 
Ya he limpiado el escombro 
de ese último día en que morí. 
Sé que vendrá un día 
y compartiré todo eso que tengo. 
No me falta nada; 
yo tengo de más 
y quiero entregar lo que en mí hay. 
Después de ti... 
seguramente nadie más. 
MGabriel Portilla 
Tulancingo Hidalgo, México 
Eres mi más bonita poesía

 
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