Hoy caminé de la mano de mi madre
que a sus días el tiempo gira
y como lo que mi padre
con sus manos guisa.
Me senté con mis hermanos
y el tiempo se detenía,
es difícil no pensar
en lo que somos y un día sería.
Y pensé:
¿qué más puedo pedir a la vida
si, en sí, es maravilla?
y ¿qué decir de mis hijos
que me abrazan cada día?.
Abrazo la soledad
pero amo a quien a mi lado va,
siempre en mí ese amor
que sé que jamás está de más.
La vida simplemente
me ha regalado unos amigos maravillosos
que he de agradecer,
que siempre me abrazan
y me dan ese cariño sincero.
MGabriel Portilla
MÉXICO
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