Es verdad que
sus ojos dijeron todo,
sus acciones hicieron
brillar el cielo aún de día,
las estrellas iluminaron
hasta el silencio más oscuro.
Sus ojos guiaron
a la sonrisa más apagada,
encendió el amanecer
con ese abrazo
que gritaba te amo.
Entonces descubrí
que todo es posible
y aún él esté en otro cielo
buscando nuevos horizontes
mi alma y corazón
hoy laten por su amor.
MGabriel Portilla
Tulancingo Hidalgo, México
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