Nos despojamos
del oxígeno
para dar vida.
Nos decidimos
a regalarnos esos besos
para que no muera mi alma,
pero menos la tuya.
A veces no basta un "te amo",
a veces se necesita mucho más.
Y es que los silencios son dagas,
pero se curan
con la forma de tu amor.
Ella quizás no dice mucho,
pero aún se ilusiona,
se emociona
y ama sin más.
Él no pronuncia palabras,
pero tiene la magia
de estar en la espera
de mil frases
que a ella hacen soñar.
Y así nos fuimos,
entre los años que no pasan,
que no se olvidan,
que sólo se disfrutan
entre un ir y venir.
Naufragan siluetas al viento
que se hacen tiempo,
imponentes guerreros.
MGabriel Portilla
MÉXICO
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