Cual suave caricia
ella nos lleva a soñar
desde que ella añoraba
una hija así sin más.
cada que sentía
una patadita en su vientre
ella lloraba
y se emocionaba sin más.
Entre silencios
donde la vida ella decía
que quería una mujer
para ser compañera de vida
y alegría sin saber.
Nos abrazamos y lloramos
pero jamás nos alejamos,
siempre vamos de la mano,
sueños y anhelos
ella alimenta con su vida
mi madre querida.
Caricias que al alma declaman,
mi madre llena de amor,
suspiros que nos llegan al corazón.
Maria Gabriel Portilla
MÉXICO
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