Fueron esos días efímeros
que de nuevo sacaron lágrimas,
desafiantes sueños emigrantes
de corazón en corazón.
Suplicantes lágrimas
deseosas de salir
y llenar el vaso
medio vacío,
medio lleno de frenesí.
Victorioso te amo
sin siquiera decir,
esperando un abrazo
que un día ha
de venir.
Donde la sonrisa viajera,
donde a cuestas
llega,
donde el beso que se escribe
en cada verso.
Lágrimas que se anidarán
entre el silencio que murmura
un nombre, asombra aquel mendigo
de un te quiero sin amar.
Mgabriel Portilla
Mexico
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