¡Qué duras del amor, sus heridas!
¡Qué mordaces los surcos del dolor!
¡Qué desgarrador es el desamor!
¿Por qué te quise con tanta pasión?
¿Por qué el mar mi dicha arrebató?
¿Por qué tu amor fue bella canción?
¿Por qué el cuco nuestro final cantó?
¡Qué alegría haberte amado tanto!
¡Qué satisfacción sintió mi alma!
¡Qué amargura llevo en el llanto!
¡Qué dolor me trae tanta calma!
¿Por qué callaste a pesar de todo?
¿Por qué no me miraste de frente?
¿Por qué nos manchamos de lodo?
¿Por qué ese corazón tan silente?
Qué afirmaciones tan dolorosas
y cuán lacerantes las decepciones,
cuantas preguntas tan escabrosas
y qué punzantes las desilusiones.
Isabel San José Mellado
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