Arranqué un trozo de mi alma
para dejar atrás la desesperanza,
dejé un poco
de mí para ti
y no te olvides.
Me dejé
marchitar
entre el cielo gris,
mis manos ya no abrazan,
mis labios ya no besan.
Y mi piel dormida quedó,
la pasión se apagó
y entonces olvidé
que cada amanecer se renace.
Quise ser ave y mis alas regalé,
quise volar y sólo encontré el camino
por donde camino sin fin
donde la solución se apagó.
Dime dónde estoy yo,
si ya me miro al espejo
y no me reconozco, quizás
mis guerras ganadas me llevaron a perderme.
Quizás sólo soy viento,
tan sólo un sueño efímero
de alguien que un día me amó
y yo no amé.
Sólo viento... sólo viento.
MGABRIEL PORTILLA México
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