inmensa ha sido la alegría
que mi corazón ha sentido,
casi sin esperarlo vida mía.
Guardaré ese dulce beso
con cuidado en un gran arcón,
y ese efusivo y cálido abrazo,
al que no le ha faltado pasión.
Enterraré por fin mi pena
esas largas noches en vela,
las lágrimas derramadas
y de mi corazón la condena.
Abriré feliz mis ventanas,
dejaré que entre el Sol,
de mi vida eres el alma,
nunca entendí tu adiós.
Colmada de gran felicidad,
he escrito este bello sueño
y, en poesía te digo mi verdad,
¡de mi corazón eres el dueño!
Isabel San José
Mellado
España
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