A veces
te veía
entre
la horas
que
se marchitaba
tu
vida.
Felicidad
das en tu mirada
pero
seguro faltaba algo
a
tus días.
Y
entre miles de horas
que
pasabas en una y mil cosas
la
vida se marchaba.
Te
vi partir pero no dije adiós,
no
hubo tiempo para despedida
ni
palabras que llenaran de vida.
Sin
despedida te dejé ir
y
hoy sólo podría decir
que
la vida sin ti no es vida.
Que
mi alma te extraña
y
ese hueco que sentí
al
saber que no te abrazaría.
¡Madre
mía!,
te
amo y sin ti
la
vida no es vida.
Mgabriel Portilla México
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