tengo el alma dolorida,
tanta espera es agonizante,
cada día abre más mi herida.
Van doliendo los silencios,
pensar que fueros desprecios
las caricias que me entregaste.
Solo necesito una reseña,
feliz a mi corazón deseo sentir,
de mis noches no soy dueña
tus silencios me prohíben
dormir.
Escuecen los labios al beber,
en esta fría y amarga copa,
los besos que no pudieron ser
y murieron secos en mi boca.
Este silencio es una memez,
dime algo no seas cobarde,
es mejor llorar de una vez,
que sentir como el alma arde.
Isabel San José Mellado
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