No tenía alma,
era una simple sombra mentirosa
y robaba todo el amor que le tenía.
Era un demonio
con palabras hermosas.
Mil lágrimas derramé
y en sus infidelidades naufragué,
se reía y a otras enviaba
lo que a mí me decía.
Era un ser vacío
que sabía de su ego,
el sabe que le amé,
pero me hizo un favor
al negar el sentimiento
llamado amor.
Se retiró al calor
de la supuesta pasión,
algo que no conoce su razón
y entre tanto engaño
un día de frases se equivocó.
Solo mostró
lo que en realidad era
y lo que nunca sintió.
Sin alma
y añorando lo que era
y jamás será,
de un amor real y bonito
él se perdió.
MGabriel Portilla
Tulancingo, Hidalgo, México
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