Hoy después de tanto andar
el dolor causado
con las dagas que se abrazan
es lo que Dios nos enseñó.
Abrazar el dolor,
abrazar el sentir,
encontrar una mirada
de empatía y solidaridad.
Sentir el amor
y el dolor de los demás,
no olvidar ser humanos,
dejar de lado el ego.
Reflexionar estos días
nuestro actuar,
entendiendo que no a todos
podemos caerle bien,
ni para todos somos buenos.
Entendamos que
también nos equivocamos,
somos humanos
y cometemos errores,
anhelando sonrisas.
Seamos firmes
en el andar
como Dios nos mostró.
MGabriel Portilla
MÉXICO
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