El café de esos ojos,
el café de esos labios,
el café de tu abrazo,
el dulce café de mi vida
y el placer del amor.
Me beberé el dulce sabor a ti...
y besaré después tus labios
con sabor a café.
Basaré cada centímetro de tu ser,
me detendré justo
abajo de tu ombligo
y ahí besaré tu universo
y mi café después.
¡Qué odisea la nuestra, o la mía!,
que al querer saborearte
me imaginé no sólo el café...
también el placer
que dejas en mí.
Sentir que eres no solo el deseo
también eres mi lujuria,
mi pasión...
eres lo que sueño yo.
Nada importa
si eres mi café
de cada mañana
o de cada noche,
te bebo a sorbos.
MGabriel Portilla.
MÉXICO
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