Como no podía escuchar las voces de los
pájaros ordenó que fueran castigados todos aquéllos que no tuvieran un hermoso
plumaje.
Un día, su hija Litay Fo estaba en el
jardín y se emocionó mucho al oír a un ruiseñor que cantaba desde las ramas de
un durazno.
—Querido amigo, no debes estar aquí, pues
te aguarda un fuerte castigo —le dijo.
—No importa, de cualquier forma con estas
noches tan frías no podré vivir demasiado —respondió el ruiseñor.
Litay Fo decidió llevarlo consigo a sus
aposentos para cuidarlo y gozar con sus trinos. Pero una mañana, sin aviso, el
emperador entró a la habitación de la pequeña y descubrió al pájaro.
—¡Huye para salvar tu vida! —gritó Litay
Fo para proteger a su mascota.
El pajarillo la obedeció.
Sin embargo, con el paso del tiempo, la
pequeña empezó a debilitarse por la tristeza de su ausencia. El emperador hizo
traer a un médico.
—No podemos hacer nada por ella —afirmó
éste.
El padre recibió la noticia con gran
preocupación pero, aprovechando la visita del doctor, le preguntó por su propia
sordera.
—Para ésa sí hay una cura: consiste en
aplicarle al oído el corazón caliente de un ruiseñor —indicó el médico.
—¡Que busquen uno de inmediato! —ordenó
el rey.
Los hombres que trabajaban con él le
llevaron, precisamente, al amado pajarillo de Litay Fo. Éste entró volando a la
habitación.
—Disponga usted de mi vida. Estoy seguro
que su hija se sentirá feliz si usted recupera el oído —dijo el pajarillo al
emperador, a través de uno de los súbditos que escribía el mensaje para que
éste lo leyera.
Emocionado por la bondad de la pequeña
ave, los ojos del emperador se arrasaron de lágrimas.
—De ninguna forma. Prefiero seguir siendo
sordo que hacerte daño —indicó.
El ruiseñor siguió viviendo en el
palacio. Litay Fo se recuperó muy pronto de su tristeza y el emperador supo que
aquel pajarillo era el más hermoso de todos, no por su canto, ni por su
plumaje, sino por el bondadoso corazón que había salvado una vida y siguió
latiendo por muchos años.
(Adaptación del cuento homónimo de Hans
Christian Andersen)
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
- ¿Había bondad en todos los personajes de este cuento?; ¿quién la demostraba y quién parecía tener en su corazón lo contrario a la bondad?.
- ¿Qué tuvo que pasar para que apareciera en todos lo que parecía que no existía?. Pon ejemplos de hechos o situaciones que conozcas en las cuales se ha observado el proceso que se relata en este cuento.
- ¿Puede, por lo tanto, haber bondad en todos los corazones?. ¿Cómo podemos hacer para provocarla y desarrollarla en todas las personas?.
- ¿A qué te comprometes hoy para crecer en bondad y animar a que otras personas también lo logren?.
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