Él era brisa de mar,
fue un sueño y realidad,
añoro mirarme en sus ojos
y fundirme en sus brazos
para nunca dejarle más.
que dolían más
y entonces entendí todo,
nunca volvería a amar.
De vez en cuando
la vida nos sorprende
y nos mata en plena soledad,
esos recuerdos son sólo dagas
que nos matan sin más.
Quizás algún sentir nos atrape,
pero a veces la pena es grande
y el alma muere
al ver la realidad.
Recuerdos, sólo recuerdos
que nacen del sueño eterno,
de ése que jamás será
y que el alma añora
y morirá en soledad.
MaGa TiCio
MÉXICO
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