Día a
día clavada una espina,
al
esperar el amor
sólo
dejas caer pétalos de dolor.
Entre el
roce de las caricias
tus
espinas efímeras
hacen
heridas de muerte.
Tus
actos que no son teatro,
tus
palabras sin tacto,
matan, matas.
Cuando
te das cuenta
ya es
tarde, la vida sigue
la
herida duele.
Vida es
vida hasta que
la
muerte se sienta
y la
soledad implora un lugar.
Me
acostumbré al filo
de tus
espinas,
el dolor
es estado natural.
MGabriel Portilla México
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