¡Dios
como lo quiero!
De
mi nido es,
el
alegre jilguero.
Es
la brisa que acaricia
con
sutileza mi cuerpo.
La
tímida estrella,
que
ilumina mi lucero
Es
el tibio rocío,
que
humedece mi cabello.
De
mis estrofas,
es
la rima de cada verso.
Es
el alegre arroyo,
que
en sus aguas me lleva.
De
mi guitarra,
es
la melodía que suena,
Es
el suave eco,
respondiendo
a mi silencio.
De
la rosa es el aroma,
que
embriaga mi cuerpo.
Sin
su amor no se vivir,
y
es por lo que muero.
¡Dios
cómo lo quiero!
Isabel San José Mellado - España
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