Mi infancia la pasé en una masía que envuelta de vida por todas partes y viviendo la armonía de sonidos de la naturaleza era sólo interrumpida por algún camión que renqueante ocupaba el "Camino Real" en su ida y vuelta para recoger "malea" que sería quemada en fábricas de azulejos a 40 km de distancia.
Las lluvias no eran abundantes, el frío y el calor extremos (son tierras altas) y el mar ni siquiera se ve ni se adivina desde allí, pero las plantas estaban muy adaptadas, sabían secularmente cómo sobrevivir en un ámbito así.
Ir a la escuela suponía caminar todos los días unos pocos kilómetros o bien por un camino de cabras (entiéndase "sendero" por donde apenas cabían los propios pasos) o bien por la pista, por la que circulaban los carros de quienes vivían en aquellas masías o bien por aquellos camiones de malea; por esta pista se daba más vuelta... aunque en días de riesgo de tormenta era un trayecto más seguro.
Ese trayecto era para mí la primera lección del día, era la lección de Naturales... pues con todo bicho viviente grande o pequeño, con toda planta -sea hierba, arbusto o árbol- tenía que ver, con todos tenía que hablar y si se dejaban... también jugar. (No les digo a qué hora llegaba a la escuela).
Un día pude ver una pequeña planta de "esprígol" que crecía en uno de los lados de la pista de tierra como en avanzadilla, donde no había ninguna otra planta (allí no llegaba el cemento ni el asfalto). Había otras a su lado pero... reparé en ella más que en ninguna y me detuve a observarla desde el primer día que la vi. Enseguida pensé que pronto moriría:
- "Cualquier día pasa por aquí un camión, la pisará y morirá, está demasiado cerca de por donde pisan las ruedas".
Y pensé en arrancarla de allí y plantarla fuera del camino, a salvo de los carros y camiones, pero enseguida desistí al pensar:
- "Para eso necesito arrancarla bien porque si no saco todas sus raíces aunque luego le eche agua...". En mi casa nadie quería dejarme la "jada" para realizar aquel transplante, mis hermanos se reían y a mis padres les bastaba con contestar con una sonrisa como diciendo:
- "¿Qué dices zagalico?".
Así que decidí dejarla en su sitio y seguir visitándola todos los días hasta que el día fatídico llegó.
Un camión le pasó por encima cuando ya estaba floreciendo a pesar de ser tan jovencica. Al verla lloré y traté de enderezarle sus ramitas rotas, machacadas,... pero ella volvía a caer, no se sostenía como antes. Me temí lo peor, pensé que no saldría adelante después de aquello.
Pero los días fueron pasando, las semanas,... y observé que efectivamente algunas ramitas murieron pero salieron otras y las nuevas crecieron rectas, apuntando al cielo como las primeras, volvió a florecer aquel año y al siguiente (ya más nunca la volví a ver porque fue cuando mis padres decidieron buscar otro lugar para vivir) aún a pesar de que le siguieran pasando camiones y carros por encima.
Pensé:
- "¿Qué haría yo si me pasara como a ella?".
Aquella planta me enseñó a vivir, a ser capaz de renacer tras cualquier tipo de ecatombe. a buscar en cada resquicio la ocasión de darlo todo nuevamente, de creer que siempre se puede llegar a florecer de nuevo.
El gozo que me aportó aquella enseñanza y lo que he observado después en muchos otros ejemplos de otras plantas, animales, personas,... que son capaces de rehacerse y luchar por vivir... es lo que hoy me hace sentir cada celebración de la Resurrección de Jesús como una llamada que me dice:
- "Amigo Daniel, nunca desesperes ni siquiera en los momentos de mayor abatimiento. Yo viví la Resurrección y si tú crees en mí... yo resucitaré en ti todos los días".
Santi Catalán
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
- ¿Qué hacen un perro o un gato,... cuando son atropellados por un coche o sufren cualquier daño físico?: ¿se quedan lamentándose hasta morir o buscan salir de ese lugar y sobrevivir aún a pesar de sus heridas?. ¿Qué nos enseña esto?.
- La planta de la cual habla este hecho real no emitió sonido alguno, sufriría,... pero sus energías las puso en buscar la manera de volver a expresar la vida que había en ella ¿cómo expresamos nosotros la vida que hay en nosotros y que es mucho más que todas nuestras heridas?.
- ¿Qué significa para ti la Resurrección de Jesús?. ¿Qué trascendencia de ello tiene su experiencia en tu vida?.
- ¿Qué puedes hacer hoy para ser ejemplo de vida resucitada a ejemplo de Jesucristo?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario