Y desperté justo a tu lado,
soñando que mi almohada eras tú.
Soñé que mis ilusiones
se detenían,
pero llegaste tú.
Me abrazo a ti como una niña,
encontrando mi lugar seguro.
Eres eso que jamás
dañará a mi corazón,
después de todo
por lo que pasé por ti.
Hoy mis letras son
simples cadenas de nuestro amor,
pero jamás dejaré
de escribirte con el corazón.
MGabriel Portilla
Tulancingo Hidalgo, México
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