Deja salir todas las lágrimas
que has guardado,
deja florecer el alma
que añora vivir en tu locura,
deja que los miedos sean alas
y que la noche te abrace tan fuerte
que mañana sea epifanía.
Locura sería dejar de sentir,
calmar los demonios y fingir,
que la sonrisa te vendrá bien,
sí… cuando el alma
está tranquila y en calma.
Dejemos que el infinito
nos lleve a donde nadie más
y entonces el sentir
esté curado, esté en todo
lo que un día te hizo sonreír.
Locura mía de alas doradas
de sueños y quimeras de mil vuelos,
disfrazada de cordura
y silencios de ilusiones.
MGabriel Portilla
MÉXICO
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