A través de los años
mi alma era más segura de sí,
pero de la nada
me encontraba
en medio de la tormenta.
aún no recuerdo
si era sueño o realidad.
los labios de rojo carmín
y la vida parecía otra,
era como pintar la sonrisa
que se escondía
detrás de los golpes.
Sí, de los golpes.
Y de pronto me pregunté
¿de qué color serán esos golpes
que no se ven?,
y la sangre ¿será igual?,
los moretones
¿seguirán siendo morados?,
y las heridas ¿cómo sanarán?.
No lo sé,
pero yo seguía pintando
mis labios de rojo carmesí,
era la cura
para olvidarme de llorar,
me sentía linda
y segura de mí.
Aún no entiendo
en qué momento
llegué a este punto,
por qué escoger
rojo carmesí y ahí vino
toda aquella ola de preguntas.
Será que mi alma agoniza
por aquellas palabras
o es que mi razón
no tiene culpa
y a quema ropa
mi corazón muere;
es que Cupido flechó mal
y ahora me arrebata la paz.
No lo sé…
Alguien dijo:
“Te mata ése
que dice te ama,
lentamente se lleva
todo de ti
y tú le das el poder...”.
Pero…¿cómo hago
para irme, marcharme,
si estoy atrapada
en este sentir...?;
sus acciones me hieren,
sus palabras me matan
y los hechos dicen
menos que nada;
me pintaré por últimas
los labios de rojo carmesí.
Maria Gabriel Portilla
MÉXICO
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