Austeridad en el
gasto: muchas personas ponen demasiado énfasis en las marcas, en la moda y en
el aparentar, y nuestros hijos no son ajenos a ello. Eso lo saben bien las
grandes empresas, que encargan a sus publicistas que apelen a los sentimientos
de los clientes para inducirles a comprar más, muchas veces productos
innecesarios o superfluos.
La austeridad nos pide que agotemos la vida útil de
las cosas que usamos antes de pensar en sustituirlas. Por ejemplo, cambiar el
teléfono sólo porque ha salido un modelo nuevo más bonito, aunque tenga
funciones que no necesitamos, no tiene sentido. O no tener cosas repetidas, si
podíamos valernos con una sola – siempre encontraremos disculpas para encontrar
ventajas a tener dos productos casi iguales, pero la realidad es que casi nunca
podremos utilizar los dos a la vez –.
La austeridad es
lo contrario a la cultura del “usar y tirar”. Tenemos que huir de comprar cosas
que se fabrican para que duren poco tiempo. Las cosas que se estropean no se
arreglan, sino que simplemente se cambian por otras nuevas, en gran parte
porque nos resulta más barato comprar un artículo nuevo que reparar el antiguo,
ya que cada vez cuesta más encontrar talleres de reparación. Pero siempre que
sea posible, es mejor reparar.
Austeridad no
significa siempre comprar al menor precio, ni las cosas peores. Muchas veces lo
barato sale caro, porque es de mala calidad y se estropea antes. También la
austeridad es comprar lo bueno antes que lo barato. La persona austera cuida las
cosas propias y ajenas que usa, para que duren más.
Austeridad en
la imagen proyectada, propia o familiar: muchos quieren aparentar, ser o tener
más que los demás, por eso no dudan en gastar incluso lo que no pueden. El
antiguo dicho de “que según te vean, así te tratan” no hay que aplicarlo
solamente en el de la vestimenta. Hay otros conceptos en cada una de las
personas, en los que verdaderamente la sociedad se fija y valora, y es en ello
en lo que hemos de hacer hincapié de cara a nuestros hijos.
Austeridad al
comprar cosas innecesarias o que no son de estricta necesidad: los padres
tenemos que dar un primer paso para desembarazarnos de este impuesto y asumido
estilo de vida actual, en el que al consumo le llamamos “nivel de vida” y a
veces hasta “bienestar”. Si tratamos de anotar y analizar los gastos mensuales,
individuales y familiares, posiblemente lleguemos a la conclusión de que se
puede vivir con más austeridad.
Cada persona y
cada familia decidirá libremente el grado de austeridad y sobriedad en la forma
de obrar o vivir, incluso para que sirva de ejemplo a otras personas o grupos
sociales. La austeridad hará a nuestros hijos solidarios con personas y
sociedades menos desarrolladas. Así podrán compartir con justicia, pues serán
capaces de discernir entre lo que se necesita verdaderamente y todo aquello de
lo que se puede prescindir.
- ¿Qué conclusiones obtienes de la lectura de este artículo?.
- ¿Cómo aplicar las orientaciones que este artículo sobre la "austeridad en familia" nos propone en nuestro ámbito familiar, grupo o comunidad?.
- ¿Qué cambios personales necesitas para poner en marcha en ti mismo/a para que la austeridad en familia pueda darse sin excesiva dificultad?.
- ¿Cuál va a ser tu compromiso de hoy para emprender esos cambios personales que crees que necesitas?.
Me gusta tu artículo.En las cosas pequeñas también hemos de practicar la austeridad :por nuestra formación como personas solidarias y para dar ejemplo a los jóvenes que no piensan en millones de personas a los que falta CASI DE TODO.También estaría bien que se explicara lo que tantas veces ha hecho el amigo Arcadi Oliveres sobre el Decrecimiento Positivo,ese tema al que tienen tanto miedo de mencionar,tanto los partidos políticos como los nuevos movimientos sociales.Pero una cosa está meridinamente clara :AL ESTADO DEL BIENESTAR YA SE ENCARGA EL NEO-LIBERALISMO DE QUE NO VOLVAMOS A PODER DISFRUTAR.Así que tomemos nota y a trabajar por una sociedad más justa y equitativa comenzando por ser austeros .
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