Pilatos no se hace responsable de Jesús, lo
condena a muerte y se lava las manos. Sin duda repudiamos su condena. Pero, ¿qué
hacemos ante los condenados de nuestro tiempo a morir de hambre, de sed, de
frío, de injusticia, de abusos, de abandono, de tristeza, de impotencia, de desesperación?.
¿Me siento crucificado con Jesucristo en estas personas?.
¿Hago algo por ellas?. ¿Acaso me lavo las manos como Pilatos?.
Para Jesús el problema no fue sólo el peso de
aquella Cruz: su problema y su gran preocupación son las cruces, grandes y
pequeñas, que nos echamos encima los seres humanos unos a otros: injusticias, abusos, malos tratos, desprecios.
Estas son las cruces que le duelen y le pesan mucho a
Jesús cada día.
Son también las cruces que no queremos aceptar
como sacrificarnos para ayudar a los demás, no hacer bien el trabajo, no ser
amables, no ser austeros para ayudar más a los que menos tienen, no vencer los
vicios...
“Jesús, tú te abrazaste a la cruz con amor:
ayúdanos a nosotros a hacer lo mismo por amor a todos en Ti”.
¡Cuántas personas caídas hay en este mundo! En: Guerras,
Hambre, DROGAS, estafas, esclavitud en pleno S.XXI: (trata, explotación
infantil en minas de coltan,…),…
“Jesús, caíste porque ya ibas agotado: habías sido
flagelado, coronado de espinas, abandonado por los amigos. Estabas rodeado de
traidores. También hoy sigues cayendo, porque cuando caemos nosotros,
también caes Tú. En cada ser humano caído estás caído Tú. Jesús:
Tú te levantaste. Ayúdanos a levantarnos y a levantarte a Ti en todos los caídos bajo el peso de las
cruces de este mundo”.
¡Qué dolor para María encontrase con Jesús condenado
injustamente a muerte de cruz!. ¡Qué dolor para Jesús verla a ella sollozando por
verlo a El así!. Seguro que los dos recordasteis aquellas proféticas palabras
de Simeón: “una espada de dolor
traspasará tu alma”.
“María,
acudiste a consolar y dar fortaleza a Tu Hijo, que tanto bien había hecho a los
oprimidos y maltratados de Galilea. María, haz que también nosotros nos
sintamos traspasados de dolor por el sufrimiento de los maltratados de este
mundo. Haz que acudamos como tú a darles acogida,
fortaleza y esperanza. Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra acógenos como hermanos
de Jesús e hijos tuyos.- Amén”.
Jesús, ya no podía más. Le hizo falta ayuda. Hoy
necesita ayuda en los agobiados por las cruces de nuestro tiempo. Las dolorosas cruces de: los
desahucios, el paro, la emigración, los
desplazamientos, la falta de techo, el odio, la violencia de género,…
“Ahí estás tu agobiado en ellos, desesperado
y triste, por no poder soportar el peso de cruces tan pesadas Perdónanos,
Señor, las veces que imponemos cruces sobre los hombros de los demás. Ayúdanos, Jesús, a
ser nosotros hoy Cireneos de tantos hombres y mujeres que son víctimas de las cruces
que los seres humanos fabricamos e injustamente imponemos los unos sobre los
hombros de los otros”.
Jesús ha sido azotado con 40 latigazos, atado a una columna. Le
pusieron una corona de espinas en la cabeza. No puede con la cruz. Una mujer
valiente y decidida se arriesga, en medio de los soldados, a acercarse a Jesús
y limpiarle su rostro, cubierto de sudor y sangre.
Hoy hay muchos miles de mujeres
que limpian millones de rostros muy castigados por el hambre, la enfermedad, el
abandono, en las organizaciones que socorren cada día a tantos necesitados, y
sobre todo en Orfanatos y Hospitales del llamado tercer Mundo. Todos podemos
ser VERÓNICAS de hoy ayudando, consolando, escuchando, cuidando, animando,
acompañando a cuantos sufren.
Jesús, no puede con la cruz. A veces hay cruces en
la vida tan pesadas que no podemos aguantar.
Hay mucho sufrimiento en este mundo: tenemos que
levantarnos como Jesús para aliviarlo.
¿Cómo es posible que condenaran a Jesús a tanto suplicio?. Un
hombre que pasó curando enfermos, alimentando hambrientos, consolando a la
gente, defendiendo a los más pobres,
acogiendo a los más despreciados, ¿por qué lo tratan de esa
manera?.
Solo hay una explicación: La ambición de fariseos,
letrados y senadores de conservar el poder y el dominio sobre los demás.
Así pasa en nuestros días: la ambición de
dinero y poder conduce a las guerras, a la corrupción, a los sobornos, a las
injusticias, a toda clase de abusos.
Lucas
23,28: “Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí. Llorad por vosotras y por
vuestros hijos”.
Jesús lo está pasando muy mal, y a pesar de todo
las consuela y les dice que no lloren por El.
Hoy hay más bienes en el mundo como nunca hubo en toda la historia
de la humanidad. Sin embargo hay más hambre que nunca: lloran millones de niños
de hambre, lloran millones de madres, lloran millones de jóvenes, lloran
millones de hombres. Lloran miles y miles de desahuciados, parados,
desesperados a causa de la crisis.
¿Qué
consuelo puedo dar yo a tanto dolor?: Acompañar y defender, como hizo Jesús, a
cuantos sufren, luchando por la justicia, la igualdad, la fraternidad, el amor
y la esperanza para un mundo mejor, más digno y feliz para todos y toda la
creación.
Esta es la tercera caída. De todas se fue levantando
para seguir adelante.
“Ayúdanos a aprender de Ti que lo
importante no está en no caer nunca, sino en levantarse siempre, como Tú lo hiciste,
para ayudar a ponerse en pie a quienes la injusticia del mundo tiene tirados en la
cuneta de la vida.
Jesús, te vemos tirado por el suelo, sin
figura humana, sin rostro de hombre, maltratado y triturado por el dolor.
Así están hoy más de 1000 millones de
hombres, mujeres y niños, por el suelo, en la extrema pobreza a causa de todas
las injusticias. Ahí estás Tú tirado en ellos y levantándote en ellos cada vez
que persisten en luchar por su propia dignidad”.
Jesús va a ser crucificado desnudo completamente. Despojado
de todo, hasta del más elemental pudor.
Así se hizo hermano de todos los despojados de este
mundo. Su único vestido es su propio cuerpo, como el cuerpo de todos los
humanos.
¡Cuánto gastamos en modas, en trajes, en
ostentación, mientras tantos hijos de Dios pasan frío y desnudez!. ¡Cuánta ropa
dejamos a medio gastar o nueva, mientras millones de personas no tienen que
vestir, o duermen cada noche por el suelo sobre la pura tierra!.
“Venid, benditos de mi Padre a tomar posesión
del Reino de los Cielos porque estuve desnudo y me vestisteis”.
Jesús crucificado hoy en quienes padecen hambre, torturas, pobreza, calle, cárceles, todo tipo de violencias
(insultos, burlas, agresiones físicas,…), desahucio, paro, enfermedad terminal,…
¿Quién crucifica hoy a Jesucristo?. Cuantos se enriquecen
con las Guerras, quienes aplastan con sus Multinacionales a las pequeñas
comunidades, quienes practican la usura desde los Bancos, Gobiernos y políticos
corruptos, defraudadores, ladrones de guante blanco, explotadores de los
débiles, maltratadores,...
Todos nosotros cuando hacemos el mal o dejamos de hacer
el bien al hermano por quien Cristo murió.
“Jesús dijo al buen ladrón: hoy estarás conmigo en
el Paraíso, y hacia la hora nona Jesús gritó:
-
Díos mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?. Luego añadió:
-
Padre, en tus manos pongo mi espíritu”, e inclinando la cabeza expiró”.
“Gracias, Jesucristo, por tu fe, por tu
valentía, por tu amor, por tu fortaleza, por tu visión y misión liberadora del
hombre y del mundo para la plenitud de todos y toda la creación.
Perdónanos, Jesús, porque todos te hemos llevado
a morir en la cruz, de muerte injusta y prematura.
Perdónanos, Jesús, porque cada día te estamos
matando a Ti en los crucificados de la tierra, con las injusticias, las
guerras, el hambre, la sed, el odio, las torturas, los malos tratos, la
violencia, las drogas, las cárceles. Miles de personas mueren cada día, como Tú,
de muerte injusta y prematura por tanto daño como nos causamos unos a otros”.
“José de Arimatea pidió el cuerpo a Pilatos y con
las mujeres que acompañaron a Jesús, lo bajó de la cruz”.
¿Quiénes bajan hoy de la cruz a Jesucristo crucificado en
los crucificados de nuestro tiempo?.
-Los misioneros y cooperantes que van a donde están los más
pobres del Tercer Mundo para conocerlos, acompañarlos y ayudarles.
-Los
que acogen, escuchan y acompañan a los maltratados por la crisis.
-Los que se interesan y acompañan a quienes una desgracia o un
mal paso llevó a la cárcel, para darles esperanza de rehacer su vida.
-Los que reciben, y escuchan a los más necesitados, y les
buscan ayuda para pagar un recibo, comprar comida, arreglar unos papeles,
encontrar un trabajo...
-Los
que sienten como suya la causa de los pobres.
-Los que denuncian las injusticias y a los injustos.
-Los que aceptan vivir austeramente para compartir con
los que no tienen lo necesario.
“Ayúdanos a enterrar todo lo que te llevó a
ti y nos lleva a nosotros a una vida y a una muerte indignas”.
15ª ESTACIÓN: JESÚS RESUCITA:
Con Jesús resucitado triunfarán para siempre la vida, el
amor, la felicidad, para todos y para toda la creación.
Jesús resucitado. Con Él todos y toda la creación
viviremos felices para siempre porque en la Casa del Padre hay muchas estancias, y habrá
para todos un sitio, para que donde esté Él estemos también nosotros.
“Señor Jesús: Líbrame de mis cadenas para
ayudarte a romper todas las cadenas del mal de este mundo para resucitar
contigo”.
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
- Si has participado muchas o alguna vez en el rezo del "Via Crucis" ¿qué sentimientos te suscitó?, ¿qué pensamientos te surgieron?.
- ¿Qué relación encuentras entre los hechos y situaciones que vivió Jesucristo con los que vive el mundo hoy?.
- ¿Tiene sentido pues rezar hoy el "Via Crucis"?. ¿Qué actitudes crees que necesitamos desarrollar para que el "Via Crucis" que sufre hoy la humanidad y toda la Creación llegue pronto a la Resurrección, triunfe la vida, la dignidad humana, el bien,... sobre tanta violencia y dolor?.
- ¿Qué vas a hacer hoy para fortalecer o hacer vida alguna de esas actitudes que crees que son necesarias?.
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