Iba yo pidiendo de puerta en puerta,
por el camino de la aldea,
cuando tu carro de oro apareció a lo lejos como un
sueño magnífico.
Y yo me preguntaba maravillado
quién sería aquel Rey de reyes.
Mis esperanzas volaron hacia el cielo,
y pensé que mis días malos se habían acabado.
Y me quedé aguardando limosnas espontáneas,
tesoros derramados por el polvo.
La carroza se paró a mi lado.
Me miraste y bajaste sonriendo.
Sentí que la felicidad de la vida me había llegado
al fin.
Y de pronto, tú me tendiste tu diestra, diciéndome:
"¿Puedes darme alguna cosa?".
¡Ah, qué ocurrencia la de tu realeza!.
¡Pedirle a un mendigo!.
Yo estaba confuso y no sabía qué hacer.
Luego saqué despacio de mi saco un granito de trigo,
y te lo di.
Pero ¡qué sorpresa la mía!
cuando, al vaciar por la tarde mi saco en el suelo,
encontré un granito de oro en la miseria del montón.
¡Qué amargamente lloré de no haber tenido corazón
para dártelo todo!.
R. Tagore
- ¿Por qué el mendigo se mostraría tan tacaño o rácano con el rey?. ¿Qué nos ocurre cuando andamos sólo esperando que sean los demás quienes hagan algo generoso?.
- ¿Qué es la "generosidad" para ti?, ¿te consideras generosa?. ¿Qué te ha animado a serlo a veces y qué te ha frenado en otras?.
- ¿Crees que hay generosidad en el grupo?, ¿qué sería necesario para que en él nos animáramos a serlo más unas personas con otras?.
- ¿A qué estas dispuesta hoy y aquí para crecer en generosidad para con el resto de las personas que conviven contigo?, ¿cómo lo vas a hacer?.
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