De mi mirada, 
que sólo por el brillaba; 
se enamoro del color del café 
que le recordaba aquellas mañanas. 
Si supiera que él era magia, 
que él era mi todo, 
mi alegría 
y mis ganas de seguir. 
Se enamoró: 
si supiera que yo le amaba, 
que sólo esperaba 
por él cada mañana, 
que su risa me contagiaba. 
Me enamoré de todo él 
y él sabía que yo le amaba. 
María Gabriel Portilla 
MÉXICO

 
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