martes, 20 de octubre de 2020

ÁMAME II

 

Dime,  ¿por qué me enamoraste

ofreciéndome un sublime amor,

si la llave de mi alma te llevaste

devolviendo solo  tristeza y dolor?


Tengo triste y árido el corazón,

sediento muriendo va sin cariño;

habiéndote bebido con pasión,

ahora es como desvalido niño.


Y tras haberte versado en la piel,

acariciándote estoy en mi mente.

Ya no me sabe igual la dulce miel,

ni me eriza el vello un sol poniente.


Siento en el pecho doliente ardor,

punzante resaca en mis entrañas.

Sáciame con tu manantial de amor,

maquillando de sonrisa mis pestañas


Ámame, ámame, tan solo ámame,

a pleno sol, lluvia o bajo plena luna,

sin dudas, sin condiciones, ámame

y morarás eternamente en mi pluma.


Isabel San José Mellado

Derechos de autor - España

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