Lloraba, mientras abrazaba
a su madre, lloraba;
deseando que estuviese
dormida
pero un lecho de sangre, su
muerte delataba.
Era solo un niño que, jugando alegre crecía,
había nacido para ser feliz,
ella lo procuraba;
y mientras pudiese, nada lo ensombrecería.
Gritos de dolor ahogados
sobre su almohada
para que su hijo de nada
cuenta se diese;
Gritos en su alma rota,
deseando no ser dañada.
Pero ahora ya nada por su
él podría hacer,
un ser canalla y cobarde
sobrepasando su fuerza
le arrebató la vida tan solo
por ser mujer.
A ese niño abrazado
necesito estos versos escribir,
que más que versos son
gritos que del alma surgen
contra ese ser inmundo que
le provocó gran sufrir.
A ese niño que huérfano
dejó una mano infame,
a ese niño que le costará
mucho volver a sonreír
porque el mundo dio de lado
a su amada madre.
A ese niño que, abrazado a
su madre, lloraba;
y que ahora duerme bajo las
estrellas,
esperando que un Ángel lo
abrace, alguna alborada.
Isabel San
José Mellado
Derechos de autor
- España
No hay comentarios:
Publicar un comentario