Primer
Domingo de Mayo,
nos
hace a todos recordar
que
hay una madre esperando
a
sus hijos poder abrazar.
Con
este poema, a la mía,
quiero
con cariño felicitar,
para
hacerle llegar ése día
todo
el amor que se puede dar
antes
de nacer ya te conocía,
por
esas dulces canciones
que
dentro de ti, yo percibía.
A
veces he sido rebelde,
te
he puesto algo nerviosa,
pero
tú con ese temple
me
abrazabas cariñosa.
Entonces
no comprendía,
eso
de ser madre qué era,
hasta
que una dura tarde
lo
fui por vez primera.
Contigo
todo son alegrías,
la
pena la llevas por dentro,
en
tu gesto siempre sonrisas;
ni
siquiera un simple lamento.
Simpática,
generosa, amable,
cariñosa
y siempre dispuesta.
¿Qué
más quieres de una madre,
si
darte la vida, nada le cuesta?
Gracias
madre por ser buena,
por
quererme sin condición
y
por enseñarme que el amor
a
los hijos, es la mejor entrega.
No
hace falta que sea Mayo
para
amarte con toda el alma,
pues
eres todos los días del año,
quien
todo da, a cambio de nada.
Isabel San
José Mellado
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