Se enamoró de él sin
conocerlo,
locamente, casi sin
quererlo,
su prisión fue aquél primer
beso,
Desde entonces pocas veces
se vieron,
muy pocas pero de pasión se
ungieron.
Todo acabó una tarde de Noviembre,
dejando su corazón yerto
para siempre.
Se enamoró de él sin
conocerlo,
y, lo tendrá que olvidar
sin quererlo.
Pero los besos que se
dieron con pasión,
seguirán vivos dentro de su
corazón.
Isabel San José Mellado
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