Día a día los
años pasaron
de un montos de
sueños
lejanos.
Unas ilusiones
que sólo
fueron deceso frustrados,
lamentos en el
tiempo.
Y de lo que fue
nada quedó
y que era simple
estrella fugaz,
simple mujer sin
más.
Ellas hay como un
adorno más
que se cambia de
lugar
y nadie nota ya.
Un grito en la
soledad
y dio vida a la
eternidad,
aún mira el
pasado.
Y a veces se
pasean con el rencor
de la mano del
desamor
intenta matar al
corazón.
Encontró una
razón
en un minuto de
felicidad,
un suspiro para
amar.
D.R. Maria Gabriel Portilla
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