Y ¿cómo soy?

Y ¿cómo soy yo?, le pregunté,
con la certeza de que me diría
lo que antes había escuchado.

Pero no, en sus ojos,
soy una gran mujer,
una maravillosa persona,
y mi forma de amar
le parece de otro planeta.

Que si me robara un beso,
sólo así sabría que soy real.

Yo no podía creer
lo que escuchaba.

Llorando, le dije gracias,
pues jamás en otros labios
me habían dicho
tantas palabras bonitas juntas,
y más aún sin después
provocar un desatino.

Esa forma de mirarme
cuando estamos frente a frente,
detiene el corazón
y sólo vivo por ese último aliento
que en su abrazo siento.

Ha limpiado mis lágrimas,
él sabe que puedo florecer,
sobre todo cuando
mis lágrimas son de placer
justo en el amanecer,
mi alma se llena de flores.

MGabriel Portilla
Eres mi más bonita poesía

Tulancingo Hidalgo, México