sábado, 5 de diciembre de 2020

VOLVIMOS

 

 

Abrazado a mi desnuda espalda

contemplando la serenidad del mar

y hablando tan solo con la mirada,

tus labios en mi cuello dejaste posar.

 

Percibiendo como la fresca brisa

acariciaba nuestra despojada piel,

en tu faz provocaba una sonrisa

y en mis labios el sabor de la miel.

 

Admirando el vaivén de las olas

y su sutil  encuentro con la arena;

tus manos, como hojas de amapolas,

dejaron caer la sábana sin pena.

 

Te habría preguntado qué pensabas

al contemplar esa luna tan hermosa,

pero preferí sentir como me besabas

mientras te exhalaba como a la rosa.

 

Abrazado desnudo a mi espalda

sintiendo a flor de piel la fresca brisa,

volvimos a esperar otra alborada,

amándonos en silencio y sin  prisa.


Isabel San José Mellado - España

 

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