Liberaré mi puerta de su
cerrojo
a pesar de tenerla bien cerrada,
e iré cortando de mi alma
el abrojo
para que de ti siga enamorada.
En el quicio cada noche me
sentaré
dejando fluir mis
sentimientos
y, recordando tus caricias seguiré
Me asomaré como una niña
curiosa,
aunque las arrugas surquen mi piel,
por si algún día encontrase
una rosa
que endulzara mi vida como
hidromiel.
Y cada vez que abra esa
recia madera,
en el horizonte en versos
escribiré
el ansiado resurgir de
nuestra primavera,
aun sabiendo que de necedad
moriré.
Tal vez sea tarde cuando la
resquebraje
para dar entrada de nuevo a
la libertad
y a nuestro amor encuentre
en triste paraje
porque a tu puerta haya
llamado, la felicidadIsabel San José Mellado
Derechos de autor - España
No hay comentarios:
Publicar un comentario