Escribí
con la sangre
de esa
rosa con espinas
que me
regalaste.
Y en un
suspiro
llegó
hasta mi corazón
el veneno
de tu alma negra.
Y
entonces entendí
que morir
es vivir,
pero ya
no hay dolor.
Y con
ello muere el corazón,
deja de
latir, y aun así respiro
en ti,
por ti.
Escribí
en el dolor
con
lágrimas de desamor,
y la
herida se cierra mas no se olvida.
Escribí
en la noche negra
cuando el
deseo se esconde,
y las
miradas se esparcen… ella nada.
Pero sigo
aquí muriendo
de a poco
con cada espina,
sin ti
aquí.
Mgabrielportilla DRMexico
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