Del alma mía dejaste
desnuda el alma mía
en besos eternos cada
día.
Preciosos momentos
recostada en tu pecho,
amor déjame soñar.
Desnuda quedó cuando
su corazón entregó
secando lágrimas de
dolor.
No hay crueldad de
quien
dijo amar y sólo me
dejó
ver el valor de quien a
mi lado va.
Desnuda a palabras,
y miradas de complicidad
del amar.
No importa el silencio
si besamos al tiempo
por la eternidad.
Desnuda mi alma
que mi cuerpo,
mi mente es tuya,
amor mío por la
eternidad.
Gracias negrito por
tu forma de amar, por
hacerme soñar y en
mí confiar.
María G Abriel P Ortilla
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