(Homenaje a mi gran y buen amigo
Francisco Alarcón)
Enmudece mi pluma cuando versa al
dolor,
enmudece mi alma, también llora mi
corazón.
No encuentro versos para rimarle a
ese color
En El Salvador tañen las campanas
con pena,
Mangana escucha triste ese lento
doblar
y
junto a ellas llorando erguida y serena,
espera la hora para poderlas
acompañar
Desconsuelo en el mundo del deporte,
del deporte de esta nuestra bendita
tierra,
silencio ensordecedor en el oído del
oyente,
desolada dejas por tu muerte, a Cuenca.
No puedo decir mucho más para
despedir
a un gran amigo enamorado de su
gente,
a una gran persona de profundo
sentir,
generoso, amable, respetuoso y
diligente.
El Amarrado a la Columna hoy te
abrazará
allí donde tu alma tiene su inmenso
lugar.
Nadie, nadie como tú a Cuenca enaltecerá,
ni nadie como tú este vacío, podrá
llenar.
Isabel San José Mellado
Derechos de autor - España
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