Ya no florecen en
el jardín las flores,
ni el sol brilla
con todo su esplendor.
Viajó al edén el
dueño de sus amores
dejando a quien le
dio todo su amor.
Su alma bogando va
por los rincones
de esa casa que
quedó en desolación,
no bailan al mismo
son los corazones,
ni llevan las
mismas notas su canción.
Ríos de lágrimas manan
de sus ojos
formando un lago
en su almohada,
convirtiendo
fresca hierba en abrojos
y arrasando el
resplandor de su mirada.
Se ha posado un
colibrí en la ventana,
alegrarla desea con su sacro canto,
pero ella no
distingue noche de mañana
desde que al cielo,
él hubo viajado.
Gracias le da a
ese frágil y bello pajarillo
con un gesto de
amor en su expresión,
ahora es como una
canción sin estribillo
desde que su
partida en soledad la dejó.
Isabel San José Mellado
Derechos de autor - España
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