La afectividad es la
necesidad que tenemos los seres humanos de establecer vínculos con otras
personas. Un clima afectivo adecuado constituye un factor de protección ante
posibles conductas de riesgo.
Asimismo, una adecuada
expresión de los afectos a lo largo del desarrollo evolutivo de los hijos,
incide en otros factores de carácter individual, favorece el desarrollo
saludable del autoconcepto, la autoestima, la aceptación personal, la seguridad
en sí mismo, etc.
Por lo tanto, la
expresión de afecto en la familia es fundamental.
Al principio, cuando
los hijos son pequeños y se relacionan a través de las sensaciones que
perciben, las herramientas a utilizar son el contacto físico, la voz, la
cercanía, etc. Más adelante, cuando aprenden a hablar, los mensajes de
valoración y cariño han de estar presentes. De esta forma se les trasmitirá la
seguridad afectiva que permitirá un desarrollo madurativo correcto.
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
- ¿Hay alguien que no necesite ser querido?. ¿Podemos desarrollarnos socialmente de forma adecuada si no tenemos experiencia de haber sido amados?.
- ¿Cómo reaccionamos mejor: ante los gritos o constantes reprimendas o bien cuando nos sentimos reconocidos y aceptados por encima de nuestros errores?.
- ¿Somos afectuosos con nuestros hijos?, ¿cómo se lo estamos mostrando?. Si acaso no lo somos suficientemente ¿en qué necesitamos mejorar?, ¿qué ayudas necesitamos para ser más afectivos con nuestros hijos?.
- ¿Cuál va a ser tu compromiso en el día de hoy para que al final del día puedas decir: "hoy fui más afectuosa con mis hijos y se lo demostré de estas maneras..., también fui capaz de corregir sus conductas sin gritarles ni emitir juicios negativos contra ellos"?.