En el pasado el corazón partió,
entre murmullos se marchó,
quiere regresar a su vida,
vida que jamás fue perdida.
Imperdonable el acto de cobardía,
jamás las dudas mitigó,
entre el suelo su dignidad dejó
pera jamás a ella volvió.
Dice ser feliz, quien feliz sería
si su consciencia sólo él conocía
¿de qué sirve pretender la sonrisa,
sonrisa fallida?.
Quien dijo que de amor se moriría,
quien sus lágrimas falsas derramaría,
imperdonable el amor sin amor.
¡Qué
irónica la vida!,
él el mar no cruzó,
mas llegó al otro lado del dolor
lejos de la serenidad.
Lanza sonrisas al mundo,
mundo que termina donde
el recuerdo existe y la promesa
no se cumple.
Demostrar que en felicidad
vive, quisiera ser la ráfaga
de memoria que domina
la razón.
Imperdonable el amor
que profesó sin daño,
más nunca en verdad
le amó.
Mgabriel Portilla
México