Y se perdió en unos ojos llenos de luz,
en la sonrisa que le regalaba al dibujar la risa,
aquella luna era su adoración.
le daba calma y sonreía,
a pesar de todo él sonreía.
Tripulantes de miles de historias
donde su voz era diferente
para cada personaje,
el abuelo le formaba un cuento
cada día que a la luna le daba luz.
No habría sueños sin que esa sonrisa
llegara a sanar los dolores del corazón,
Luna, siempre brilla al lado del abuelo Sol.
¡Va, va abuelo!, ven y abrázame,
será la palabra perfecta
para hacer palpitar el alma.
Y al sentir el mismo compás de su latido
sabía que eran un solo corazón
que late por amor;
el abuelo y la pequeña Luna
es quien a la infancia le devolvió.
Dedicado para el peque... y el abuelo Horacio.
Maga MÉXICO
No hay comentarios:
Publicar un comentario