Morí cuando un día me encontraba
en medio de la oscuridad,
sin salida y en el silencio de mi soledad.
de la vida y la muerte,
a un paso de renacer o morir,
mi alma se abrazaba
a mi fe y esperanza.
Caminé, sí, caminé,
no supe cómo seguir
y me puse mi mejor vestido,
con sonrisas mis tacones
que elevaran alto mi esperanza.
La segunda vez pensé
que la vida ya no podría ser peor,
el amor se marchitó
cuando apenas empezaba la pasión.
Ya ¿qué podría perder?... más nada;
pero sí, perdí mis anhelos;
mis fuerzas estaban
basadas en alguien más.
Y la luz de unos ojos
que jamás nacieron
me arrastraron a donde
la luna me esperaba,
me acunó en su abrazo,
me llamó mamá.
Supe que tendría
que seguir viviendo,
y me imaginé la vida sin mí;
el mundo giraría
y me olvidarían.
Doy gracias a Dios
por la oportunidad,
la serenidad de estar aquí, ahora,
peleando con mis demonios
y a mi mente jamás vendría...
la inquietud del suicidio.
Mgabriel Portilla MÉXICO
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